
Como en todos los espacios donde se mueve la sociedad, en la red también aparecen modas. Estar a la última en Internet significa tener una cuenta en Facebook o en Tuenti (versión española del primero). Si no es así, estás desfasado, “ya no molas”.
Facebook es un sitio web de redes sociales creado por Mark Zuckerberg. Originalmente era un sitio para estudiantes de la Universidad de Harvard, pero actualmente está abierto a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico. Los usuarios pueden participar en una o más redes sociales, en relación con su situación académica, su lugar de trabajo o región geográfica.
Con el nombre, “facebook” (libro de caras), se refiere al libro de fotografías que representan a los miembros de un campus norteamericano y que se entrega a los estudiantes de primer curso para que se conozcan mejor entre ellos.
La principal finalidad con la que se creó este sitio web era encontrar, a través del programa, a amigos o conocidos con los que se había perdido el contacto o estar en contacto con otros para intercambiar fotos o mensajes. Esto se nos recuerda en la página de inicio del mismo, donde la frase principal es: “Facebook te ayuda a contactar y a compartir con las personas de tu vida”. Así es, esta era en su día su función… Pero poco de ello queda actualmente.
Cuando nos incorporamos a una de estas redes sociales, estamos cediendo nuestra identidad personal, nuestros datos. Esto lo hacemos voluntariamente porque aceptamos las condiciones, pero ¿somos conscientes del error que podemos estar cometiendo? Montados como estamos en la sociedad de la información, quizá lo hacemos llevados de una "ola" (la moda) donde no se calculan bien las consecuencias.
Quizá saben demasiado sobre nuestra identidad, ya que en la red existe actualmente unas cantidades impresionantes de información sobre todos nosotros, todos los “amigos” del facebook que colgamos nuestras fotos, datos personales (nombre, fecha de nacimiento, preferencias musicales, creencias religiosas…) y comentarios de manera casi siempre inocente, mostrando nuestra identidad sin tapujos y sin conocimiento de lo que pueden hacer con ella.
Esta información personal se divulga entre millones de usuarios, ya que se ha demostrado que, aunque supuestamente sólo permites el acceso a tu perfil a quien tú quieres, desde fuera pueden acceder a él. Un ejemplo de ello es que Facebook, según varias noticias en la prensa noruega, actualmente está siendo utilizado por los departamentos de recursos humanos de las empresas para obtener información de los aspirantes a lugares de trabajo.
Todo esto conlleva grandes problemas, disfunciones de estas redes sociales que no estaban previstas cuando se crearon. Esa gran divulgación de información personal de millones de personas puede dar lugar a grandes abusos, desde la suplantación de la identidad y la creación de falsas identidades hasta la realización de marketing personalizado a sus usuarios. No olvidemos además, que miles de menores forman parte de esta red social, y a ellos ¿Quién los protege? ¿Quién se hace cargo de sus seguridad?
Por todos estos problemas y disfunciones creadas alrededor de estos programas las Agencias de protección de datos de distintos países y en concreto la Agencia Española de protección de datos está llevando a cabo una campaña de concienciación acerca de la trascendencia que tiene poner a disposición de toda la Red fotos, preferencias sexuales, inquietudes o credos religiosos, en definitiva poner nuestra identidad a merced de quien quiera utilizarla.
La educación de los jóvenes en la utilización de las redes sociales es una tarea importante que queda pendiente en nuestra sociedad.
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