Es evidente que vivimos en la era de la tecnología, vayamos a donde vayamos y veamos lo que veamos, ella siempre esta ahí como nuestro “amigo más fiel”.Quizás para muchos suene escandaloso utilizar el calificativo “amigo fiel”, pero pensemos en qué hacemos cuando llegamos a casa. Algunos dirán que encienden la televisión o el ordenador porque detestan esa sensación de soledad que produce una casa sin ningún tipo de ruido, otros dirán que van directamente al microondas a calentar la comida que la noche anterior se habían preparado porque carecen de tiempo debido a su estresante vida, y así podríamos pasarnos horas escribiendo, porque al fin y al cabo cada uno tiene sus manías, costumbres, o llámenlo como quieran.
Sin darnos cuenta hemos llegado a un punto en que por determinadas circunstancias (cada uno tendrá las suyas propias y sus preferencias) se ha creado una relación de dependencia entorno a la tecnología.En contra, tenemos al “grupo B” (por llamarlo de alguna manera) al que pertenecen todas aquellas personas (su mayoría superan los 60 años) que se niegan a avanzar y adaptarse al nuevo modo de vida.
Si nos centramos en la comunicación actual, sobre todo en la juvenil, la podríamos calificar con la “ley del mínimo esfuerzo”. Ahora está de moda escribir sin vocales, así que no nos sirve, por ejemplo, coger papel y bolígrafo y contarle a esa amiga que vive a 200km de tu ciudad como te va la vida, al igual que se hacía hace relativamente poco. Ahora triunfa el e-mail, el msn y sobre todo los sms, ideales para potenciar esa “nueva” regla gramatical donde decimos adiós a las 5 vocales.Pero la cuestión es: ¿Todo esto va a afectar al lenguaje? Y si es así, ¿de qué manera?
Para eso, es fundamental conocer el contexto al que nos vamos a enfrentar, así que llegados a este punto, nos hemos visto en la obligación de crear dos grupos de individuos para explicar las preguntas planteadas anteriormente.
Por un lado tenemos a aquellas personas que por su nivel cultural, su situación personal, su poca curiosidad por el saber en general… se enfrentan a un contexto coloquial. Este grupo no lee ni escribe prácticamente y se conforma con lo poco que sabe. Aquí, el lenguaje si que se podría ver alterado, ya que por su modo de vida no tienen la necesidad de enfrentarse a otras situaciones más formales (escribir sobre un determinado tema, dar una conferencia, etc.)
En contra, el segundo grupo lo conformarían aquellas personas opuestas a lo citado anteriormente. Éstas, al igual que el grupo anterior, en un contexto cercano y coloquial (amigos, familia, gente de confianza…) si que utilizarán coloquialismos a la hora de hablar, abreviarán al escribir algún sms, nota personal, apuntes… Aquí la diferencia la encontramos en el saber combinar el registro estándar con el más formal, y lo que es más importante aún, emplearlo correctamente. Así pues, en este último caso, la “ley del mínimo esfuerzo” no se vería reflejada (o si sucede, sería prácticamente inapreciable), debido al doble uso que éstos hacen del lenguaje dependiendo de a quién y a qué se vayan enfrentar.
Al fin y al cabo no hay que olvidar que las transformaciones que se puedan producir en un determinado idioma no aparecen espontáneamente, sino que van surgiendo de procesos lentos que suelen tardar años en cristalizar.
Nuevas formas de socialización
La socialización es un proceso mediante el cual el individuo adopta los elementos socioculturales de su medio ambiente y los integra a su personalidad para adaptarse a la sociedad.
Dentro del proceso de socialización, se distinguen tres tipos. El primero corresponde a la familia, que es el ámbito más cercano al individuo y donde antes aprende a relacionarse con los demás. El segundo, abarca todo el grupo que es ajeno a la familia, es decir, grupos sociales de conocidos, amigos, u otros. Y el tercero, que ha nacido en la última década, recibe el nombre de “socialización a través de los medios de masas”.
Los medios de comunicación de masas proporcionan informaciones, juicios sobre diferentes temas y acontecimientos, y sobretodo, van formando en la población modelos de comportamiento. Además, sus contenidos repercuten en un volumen de población superior al de cualquier otro grupo de socialización.
Estos medios nos ofrecen ventajas en cuanto al modo de establecer relaciones, pero también algún que otro inconveniente. Una de las ventajas es la rapidez con que puedes encontrar un nuevo amigo, en menos de cinco minutos se establece contacto con diversos usuarios. En la vida real, esto no es tan fácil, nos cuesta (a unos más que a otros) formar nuevas amistades y mantenerlas. Uno de los inconvenientes es que poco a poco se va perdiendo el calor humano, en lugar de escuchar la voz de tu compañero solo escuchas el zumbido del ordenador y si quieres estrecharle en brazos…
En la red, los usuarios pueden mentir sin parar, y la única forma de descubrir su engaño es el “cara a cara”. Por esta razón, nos preguntamos si las relaciones que se establecen por medio de la red, son ficción o realidad. Cuantos casos han llegado hasta nuestros oídos, de gente que se enamora de otra sin haber mantenido nunca un contacto real entre ellos, y luego a la hora de verse cuerpo a cuerpo ha sido un total fracaso, porque uno había mentido… y el otro también. No decimos que todos los usuarios mientan, pero sí sabemos que tienen al alcance de su mano, algo que muchas personas desean, cambiarse por otro. Puedes crearte una nueva personalidad y un nuevo cuerpo, o simplemente mejorar las cosas que no te gustan de ti. Doble engaño, engañas al otro usuario y te engañas a ti mismo.
“El mayor peligro de engañar a los demás está en que uno acaba inevitablemente, por engañarse a sí mismo”. Eleanora Dose.
Dentro del proceso de socialización, se distinguen tres tipos. El primero corresponde a la familia, que es el ámbito más cercano al individuo y donde antes aprende a relacionarse con los demás. El segundo, abarca todo el grupo que es ajeno a la familia, es decir, grupos sociales de conocidos, amigos, u otros. Y el tercero, que ha nacido en la última década, recibe el nombre de “socialización a través de los medios de masas”.
Los medios de comunicación de masas proporcionan informaciones, juicios sobre diferentes temas y acontecimientos, y sobretodo, van formando en la población modelos de comportamiento. Además, sus contenidos repercuten en un volumen de población superior al de cualquier otro grupo de socialización.
Estos medios nos ofrecen ventajas en cuanto al modo de establecer relaciones, pero también algún que otro inconveniente. Una de las ventajas es la rapidez con que puedes encontrar un nuevo amigo, en menos de cinco minutos se establece contacto con diversos usuarios. En la vida real, esto no es tan fácil, nos cuesta (a unos más que a otros) formar nuevas amistades y mantenerlas. Uno de los inconvenientes es que poco a poco se va perdiendo el calor humano, en lugar de escuchar la voz de tu compañero solo escuchas el zumbido del ordenador y si quieres estrecharle en brazos…
En la red, los usuarios pueden mentir sin parar, y la única forma de descubrir su engaño es el “cara a cara”. Por esta razón, nos preguntamos si las relaciones que se establecen por medio de la red, son ficción o realidad. Cuantos casos han llegado hasta nuestros oídos, de gente que se enamora de otra sin haber mantenido nunca un contacto real entre ellos, y luego a la hora de verse cuerpo a cuerpo ha sido un total fracaso, porque uno había mentido… y el otro también. No decimos que todos los usuarios mientan, pero sí sabemos que tienen al alcance de su mano, algo que muchas personas desean, cambiarse por otro. Puedes crearte una nueva personalidad y un nuevo cuerpo, o simplemente mejorar las cosas que no te gustan de ti. Doble engaño, engañas al otro usuario y te engañas a ti mismo.
“El mayor peligro de engañar a los demás está en que uno acaba inevitablemente, por engañarse a sí mismo”. Eleanora Dose.
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1 comentario:
molt interessant
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